Cualquier chico sabe que la alegría en la cara de sus padres
esconde misterios,
piensan: el mundo tiene tesoros que los ponen así.
Si las hadas nacen de la risa de los niños,
sepan que la olla de oro dónde vive el arco iris,
y las siete maravillas aún no descubiertas,
los lagos subterráneos,
y los túneles que conectan a otros mundos,
nacen de la risa de los padres.
Cuando bailamos en casa
quizás con música de la radio
o jugamos, millonarios, con el tiempo
en la cocina,
cuidamos unas plantas,
despejamos la mesa y sacamos las cartas,
damos un paseo en el auto o a pie sin más paisaje
que la burbuja de ese momento,
o nos reímos sin trucos,
a la vista,
nace un mapa del tesoro
en el corazón de nuestros chicos.
Volarán en sueños o lo que haga falta,
no dejarán ni un segundo de explorar el mundo
para encontrar la fuente
de nuestros queridos rostros iluminados.
© 2014, Luis Pescetti